HYDRAULIS

Del monocordio pitagórico, primera unificación teórica entre arte y ciencia, al bunker tecnológico del Ircam (Instituto de Investigación y Coordinación entre Acústica y Música, París) donde los inalterables herederos de Pitágoras concretaron la síntesis numérica del sonido a finales de los 70, la música siempre ha propiciado y acompañado los adelantos científicos y tecnológicos. Una curiosa dialéctica entre los descubrimientos de la física  y su aprovechamiento inmediato para jugar con ellos creando estructuras sonoras caracteriza la simbiosis de música y ciencia. En cierta forma el mundo físico ha sido el campo de juego de la simbólica musical cuyas necesidades a su vez han impulsado la tecnología; los sobresaltos en ambas esferas se confunden. En su libro sobre Neumática, Heron de Alejandría describe los inventos de Ktesibios, hace 2300 años: el pistón, la jeringa para extraer fluídos del cuerpo, la bomba neumática y por supuesto el Hydraulis, literalmente «flauta de agua», ancestro del órgano, cuya presencia en la Antigüedad está confirmada por varios mosaicos muy detallados, en particular uno en Siria, del final de la época romana, quinientos años después de Ktesibios. Este mosaico perfecto nos presenta un conjunto: flautista, percusionista con mesa de platillos melódicos, arpista y organista; los instrumentos se ven con lujo de detalles hasta los sistemas hidráulicos del órgano, mas no el teclado, cuya existencia se deduce de la postura futurista de la ejecutante. Los principios físicos, plasmados en adelantos técnicos son inmediatamente absorbidos por la música de la manera más sofisticada; la historia del órgano desde el Hydraulis de Alejandría al teclado Sirio-Romano, al Positivo medieval, al órgano de Bach, al Moog de Wendy Carlos, al teclado multitímbrico de síntesis numérica, refleja la inmediatez con la que reacciona la comunidad de inventores y músicos. Incluso vemos que el ancestro de la computadora y del reproductor, la máquina inteligente que lee instrucciones pre-programadas, se gestó a partir de los órganos mecánicos lectores de tarjetas perforadas cuyo uso extensivo en la Inglaterra de Händel nos legó las primeras grabaciones de la historia, perfectamente ejecutables hoy en día sobre réplicas de órganos mecánicos del siglo 18. El concepto del teclado informático proviene directamente del órgano. Su idea de organizar sonidos a partir del control digital es precursora de la informática; que no nos sorprenda que las fugas de Bach estimulen la inteligencia: encarnan una de las primeras formas de goce en un espacio virtual dotado de coordenadas multidimensionales. La orquesta moderna fundada, organizada, nutrida en su repertorio esencialmente por organistas y tecladistas es la encarnación, la prolongación social de esta alta inteligencia y de todos los adelantos tecnológicos imaginables asociados: metalurgia, metalmecánica de precisión, química de polímeros, ingeniería forestal (producción de maderas y cañas), aplicados en innumerables oficios de alta tradición. La revolución educativa puesta en marcha a partir de la formación orquestal sistemática desde el nivel preescolar representa quizás el paso más audaz y más completo en la historia de la pedagogía hacia la formación integral del ser humano; en el centro de la orquesta, en su núcleo, yace la clave histórica de la inteligencia.

(Febrero 2010)

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